Utrecht y Amsterdam, por un par de días
Hay que aprovechar cualquier puente o fin de semana largo para intentar escapar de la rutina diaria. A mí me gusta viajar. Es mi afición, y siempre que económicamente puedo intento visitar algún sitio diferente a lo que estoy acostumbrado. En este caso aproveché una oportunidad que tuve para ir a Amsterdam y de ahí a Utrecht.
Amsterdam ya la conocía, es cierto (he estado ya 3 veces), pero es una ciudad que uno no se cansa de repetir. Es tan original y divertida que pocas ciudades he conocido de características similares. No hace mucho, los canales de Amsterdam fueron declarados patrimonio de la Humanidad y es que son, sin duda, su seña de identidad, su bien más preciado, los que convierten a la capital holandesa en esa ciudad fresca y sencilla a la que los españoles no estamos demasiado acostumbrados.
Monumentalmente no es tan destacada como puedan ser otras ciudades, pero visualmente es espectacular. Pasear entre canales es algo no muy habitual que siempre se queda en la memoria en forma de pequeños rincones, de puentes que embellecen la vista, de originales casas construidas junto al canal y que parecen retar a la misma ley de la gravedad.
La plaza Dam, su corazón, es divertida y centro de reunión de muchos jovenes y turistas. Como la Plaza Rembrandt o la Leidsesplein, cercana a los museos. Precisamente, los museos es la segunda gran oferta de esta ciudad. Cuarenta y tantos museos en la ciudad la hacen culturalmente muy atractiva. El museo Rembrandt, el de Van Gogh, el recientemente inaugurado Hermitage, el famoso Rikjsmuseum, el de cera de madame Tussaud…
Además, la naturaleza ha sido muy agraciada con la ciudad. Su temperatura y localización la permiten estar siempre verde y húmeda. El Vondelpark es una maravilla donde se agradece el perderse uno con un libro en la mano, para disfrutar de su verdor, de sus lagos, de sus cisnes y fuentes. Cerca, la primaveral visita a los jardines del Keukenhof, donde los tulipanes conforman un maravilloso cuadro de colores…
Por su parte Utrecht es una ciudad a la que la historia de los Países Bajos debe mucho, no en vano, aquí se firmo la Unión de los pequeños estados de la República de las Provincias Unidas. De aquel acuerdo firmado en el año 1579 surgirían los actuales Países Bajos una vez independizados de la Corona española. También en Utrecht se firmó el no menos conocido Tratado con el que se firmó la paz en la Guerra de Sucesión Española en el año 1712.
Mucha historia encerrada también entre canales, en una ciudad eminentemente universitaria (tiene 65.000 estudiantes para un censo de población de 300.000 habitantes). Eso parecería convertirla en una ciudad divertida, y sin embargo, resulta de Utrecht un lugar muy tranquilo, donde pasear te ayuda a relajarte; donde no existe el intenso tráfico de Amsterdam ni tanto turismo como en la capital holandesa.
No por ello deja de ser menos bonita ni menos original. El canal que serpentea por la ciudad es igual de bonita y ofrece unas vistas realmente bellas. A nivel del mismo se encuentra algunos restaurantes y bares que ponen sus mesas junto al agua y que producen un efecto no menos tranquilizador. Es universitaria, sí, pero no se palpa el mismo ritmo frenético de algunas ciudades universitarias españolas o de la misma Oxford, pues aquí sus gentes son más sosegadas y prefieren tomar una buena cerveza con una música menos estridente, o simplemente sentarse en las terrazas para charlar.
Monumentalmente esconde auténticas joyas, como su catedral, que desgraciadamente se vio devastada por un tifón que arrasó con buena parte de la ciudad, separando literalmente el edificio catedralicio de su torre. Esta torre, la Torre Dom, es la más alta de Holanda con más de 110 metros de altitud, y cerca de 450 escalones que habréis de subir si queréis obtener las mejores fotografías de Utrecht.
Son sólo 20 minutos en tren lo que separan ambas ciudades, y sin embargo, resulta tan desconocida al turista que sorprende. ¿Por qué no aprovechar una próxima escapada a Amsterdam para visitar también Utrecht?
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