Garachico, una excursión inexcusable en Tenerife

Garachico - costa

Un soplo de aire fresco en Tenerife. Así podría definir yo a Garachico, una pequeña localidad costera, que si bien no es que sea ni monumental ni especialmente bella, sí me ha aportado algo diferente a lo que hasta ahora he podido ver en mi estancia en la isla.

Llevo ya un año viviendo en Tenerife, pero hasta ahora no había ido a Garachico. Ahora me daría de cabezazos, porque mi dejadez bien merece un buen coscorrón, sin duda. Y el caso es que había oido mucho de él a los tinerfeños: que si es pequeña pero acogedora; que si tiene una trágica historia detrás cuando se vio arrasada, hace ya 300 años, por la erupción de un volcán, que no es demasiado accesible pero precisamente por eso, es muy tranquila…

Sí, se cumple todo lo que me contaban. La primera impresión, tras aparcar el coche en «el paseo marítimo» (en Tenerife no lo llaman así -para ellos no es más que una calle junto al mar con un paseo-), ver el mar tan de cerca y las olas rompiendo sobre los muchos diques que forman las rocas volcánicas que la erupción del año 1706 dejó en su litoral, es, como dije al principio, un soplo de aire fresco.

En Garachico han sabido aprovecharse de aquella desgracia, y ahora tienen un paseo realmente llamativo en la costa: artificialmente han hecho un camino de piedra que une todas las rocas volcánicas y los sedimentos dejados por la lava, de modo que a los lados van quedando enormes pozas de agua, a modo de transparentes laguitos, en los que la gente se baña. Entre otros sedimentos, se cuelan brazos de mar, y es por allí por donde las olas dejan ver toda su fuerza, chocando en los rompientes.

Pescadores, bañistas y turistas se dan la mano en un terreno negro como el azabache que casi parece lunar, pero cuya rareza le otorga una belleza particular.

Hay otro punto turístico que hay que visitar en el municipio y que está muy ligado a su Historia: el parque que aloja la Puerta de la Tierra, como allí la llaman, y que un día fuera la puerta de entrada a un importante puerto comercial. Garachico vivía de aquel puerto y de las mercancías que allí llegaban. También la erupción se llevó por delante todo el puerto y, probablemente, Garachico no vuelva ser jamás lo que fue hasta el año 1706, económicamente hablando, pero también este punto han sabido explotarlo haciendo en el interior del pueblo un parque bellísimo y sobre todo evocador.

Leed la historia que reza en la verja de entrada y luego volved la vista hacia el interior. Allí, a un nivel por debajo de vuestros pies, parece emerger, como de las entrañas de la Tierra, envuelta por el espejo follaje de la vegetación circundante, una inmensa puerta hecha en piedra como la que seguramente encontrarían los descubridores al llegar a tierra nueva.

Garachico - Puerta de la Tierra

El paseo os llevará por el parque, presidido por la estatua de Simón Bolívar, curiosamente, descendiente directo de gentes de Garachico, y frente a él, mirándola directamente, la torre blanca de la Iglesia Matriz de Santa Ana. También junto al parque, la Casa de los Condes de la Gomera, y un poco más allá, un antiguo monasterio y el campo de fútbol.

Es muy típico; rural, me atrevería a decir. Pero en sus calles se respira como Garachico se intenta abrir al turismo. Y cómo no, por su importancia histórica, deben hacerlo desde el mar. Al fin y al cabo, Garachico es, sin duda, una excursión inexcusable en Tenerife.

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Category: España


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