Cadaqués, esa perla en la costa de Girona

Cadaques

Ya os hablé no hace mucho de hacer una escapada a Gerona. Bien, pues aproveché este fin de semana que había un festival en Madremanya para acercarme hasta allí y recorrer todo lo que me diera tiempo en dos días. Yo ya estuve hace unos años, pero quería que Carmen la conociera y disfrutara de los contrastes entre sus pueblos del interior, tan medievales y rocosos ellos, respecto de los pueblos costeros, frescos, abiertos y siempre alegres. Son como dos mundos en uno sólo, pero todos con el encanto común de lo rural, de lo tradicional y pintoresco.

Estuvimos en Peratallada, en Besalú, en Banyoles, en Monells… ¡y en Cadaqués!. Aunque expresamente no me lo ha dicho, Carmen, tan apegada como está al mar, creo que se quedaría con los ojos cerrados en esta bellísima localidad de aires tan mediterráneos.

No, no es por menospreciar a la piedra como elemento decorativo ni mucho menos. De hecho, creo que los pueblos de España que tienen más encanto son aquellos que podríamos considerar casi medievales. Pero es que el mar tiene algo que atrae, da vida, respiras frescor y el espíritu parece animarse a medida que te acercas a ellos. Es lo que nos pasó a medida que nos acercábamos a Cadaqués por aquella angosta carretera llena de curvas que atraviesa el monte que se sitúa a espaldas de la localidad gerundense.

Sin embargo, y a medida que vas alcanzando la cima el aire parece refrescarse; se aspira el olor a mar, y los colores parecen cambiar del marrón de los pueblos del interior al más azulado del paisaje mediterráneo que de repente asoma como una visión a nuestro frente. Por eso os recomiendo encarecidamente que primero visitéis los pueblos del interior para luego dirigiros hacia los de la costa. Seguro que los sentiréis mejor.

Cadaqués es una perla que parece haber depositado el mar al pie de las montañas. Escondida en aquella esquina de la Península, la ciudad nos ofrece una costa abrupta y unas playas rocosas. Sí, no parecen buenas playas por lo empedradas que están, y, sin embargo, son magníficas para recorrerlas disfrutando del sonido del mar. Y es que aquí, en Cadaqués, incluso en días tranquilos como el que vivimos nosotros, el viento suele azotar fuerte, y el mar se ribetea de espuma blanca. En la conocida curva del pueblo que se adentra en el mar, las olas baten con fuerza, y los turistas se agolpan para hacer la típica fotografía de la ola saltando sobre la carretera.

Ola en Cadaques

Pasead por su paseo marítimo. Caminad desde la playa central por toda la ribera del mar, hasta cansaros. Disfrutad tomando fotos o simplemente sentándoos en cualquiera de los bancos que tienen frente al mar. Cerrad los ojos y escuchad el silencio bullicioso del mar de Cadaqués. Y entonces, sólo entonces, cuando hayáis sentido el Mediterráneo dentro vuestra, volveos para admirar a lo lejos, desde el paseo que se adentra junto al mar, la línea de las casas blancas del pueblo.

frente a Cadaques

Es una experiencia difícil de olvidar ¡os lo aseguro!

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Category: España


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